
Charlaba servidor el otro día, entre copazos y humos (cuando aún no había dejado la nicotina) sobre política, sobre Podemos y sobre este país nuestro que parece dividido de siempre, aunque sea de ahora. Charlaba con antagonistas, es decir, con personas -buenos amigos- con las que nunca llegaré a un acuerdo político. Pero ahí está la magia de cualquier discusión y de un estado democrático: Acabar las discusiones con una sonrisa y un trago. Leer más…