Conste (por posibles spoilers) que acabo de aterrizar en ella y que tan sólo me he comido la primera temporada enterita, en cápsulas de un episodio al día, dejándome llevar por una señora que dignifica el papel de la política subsistiendo entre la familia, el sentido común y las triquiñuelas de hijosdelagranputa que todo parlamento debe tener.
Y puede que me decepcione. Puede que a los guionistas se les vaya de las manos con los ácidos y termine siendo un culebrón intrincado y ‘putanesco’ pero también puede que, quizá, se limite a mostrarnos el día a día de un país del que, dentro de lo que cabe, querría ser cualquiera. Que no es lo mismo que te digan que te nacionalices danés a del ISIS y eso lo sabemos todos.
También puede ser que Borgen baje el tono de la epicidad y que ella, tan «Zapatero 2004» deje de ser la amiga del pueblo para convertirse en la típica destriparivales hijalagranputa que dignifica a cualquier gran serie. Por que en todas las series hay buenos y malos pero las mejores siempre son aquellas en las que el bueno y el malo son, casualmente el mismo. El mismo hijolagranputa al que, casualmente, entendemos en sus motivaciones.
Y así, Borgen, entretanto, mantiene el nivel de una serie política sin necesitar un castillo de naipes con tríos, asesinatos de bajas vías y periodistas encarcelados. Por que se puede hacer ficción no espectacular, simplemente seria y responsable sin meter tramas de guión imposibles y locuras de las de WTF-que-la-ha-tirado-al-tren.
Y ya. Por que podríamos hablar mucho y largo, sobre el papel de la mujer, el de la comunicación y el periodismo (también nos toca, también) o sobre la independencia de Groenlandia pero no es el momento. Por ahora.
Habla ahora y comenta para siempre. No me seas tímido...