Recuerda mi memoria los años en que leía El Jueves sí o sí, las primeras compras y las primeras sorpresas. De ahí, salta esta memoria mia a las conversaciones con mi padre, cuando me contaba que antes de El Jueves hubo otros, con otra revista, que se llamaba Hermano Lobo y que antes de aquellos aún hubo más otros, con otra revista, llamada La Codorniz. Y que esos, los unos y los otros, fueron los que hicieron este país mejor a base de ironía, cultura y pensamiento libre.
Y hoy, con el pensamiento libre un tanto parado y la candidez y la corrección política instaladas en nuestras imprentas vemos que lo de ayer es lo de hoy. Que, viendo lo de ahí abajo, lo que Hermano Lobo dibujaba no es más que la demostración cíclica de nuestra realidad: que somos lo que se conoce como un país sisifado, que sube la misma piedra de la estupidez una y otra vez hacia la colina de la ineptitud.
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