Los tres Reyes Magos y el pecado original.

Una esquizofrénica conversación sobre desnudos en internet y la duda razonable sobre la existencia de tres entes paranormalmente generosos como son Papá Nöel, los Reyes Magos y el Ratoncito Pérez.

Reyes Magos Pecado Original

Las cosas pasan cuando pasan. Algunas, las menos, pasan por teléfono y las otras, las más, pasan en cualquier lugar. Una de las primeras, de las telefónicas, ocurrió cuando mi hermana pequeña, ya mentada en este blog, tuvo a bien conversar largo y tendido sobre dos temas diferentes en una misma conversación esquizofrénica: desnudos en internet y la duda razonable sobre la existencia de tres entes paranormalmente generosos como son Papá Noël, los Reyes Magos y el Ratoncito Pérez.

Pero empecemos por el principio. Por internet. Por el momento en que una niña un día mientras abre su correo, termina por ver un pop-up de una señora desnuda. Desde ahí, se suceden en el tiempo dos hechos que complican esa experiencia: una catequesis que remarca el pecado de la pornografía y un colegio que reafirma lo que esa catequesis remarca. Eso es Pecado. Con mayúscula de paraíso perdido. De ahí a contárselo a su hermano (YO), un paso. Un teléfono.

Tras los primeros titubeos, la argumentación para evitar su particular e infantilmente madura preocupación era, evidentemente, asegurar que eso NO es pecado. Eso incluye refutar la idea de Dios y alguna que otra cosa más así que, simplemente, intentas ganarla por la vía de la despreocupación. Por la explicación «simple» del asunto: El «eso es natural» junto con el «es que, los mayores…».

Pero, al tener 10 años, la niña sufre más por la curiosidad que por la vergüenza. De ahí que su siguiente frase acabe en un «ya, pero… ¿y si es pecado?» El «y si», en realidad, lo cambia todo. Por que aunque uno sea un apostatador en potencia tengo por norma confiar en su inteligencia para que ella misma termine por darse cuenta. Por eso, aunque intento contrarrestar la influencia de la Iglesia en su educación confío en que los grandes misterios los termine por entender a base de lógica. Lógica femenina, concretamente.

A todo esto se suma la extraña necesidad que siento por creer en unos determinados límites para unas determinadas cosas. El problema, con internet, es que esos límites se rompen a cada rato: por mucho control parental y supervisión, si el niño coge un ordenador ajeno durante 5 minutos puede acabar por aprender latín.

Por eso, tras redefinir el concepto de «Pecado» (ya de por sí bastante devaluado) terminé por intentar explicarle la necesidad de hacer las cosas a su tiempo, con pausa y sin pensar en pecados: Las cosas no son malas de por sí pero, con algunas, conviene esperar. Crecer.

Así, tras un suspiro y varias sonrisas, terminé una parte de la conversación para, nota mental incluida, retomarla dentro de un tiempo sin la sombra del pecado original acechando en el final de cada frase. Entonces, tras un silencio elocuente por su parte, comenzamos con la segunda parte contratante:

«Me he dado cuenta de que los Reyes Magos tienen la letra igual que Papá» a lo que siguió un «Y el Ratoncito Pérez la de Mamá cuando escribe a oscuras y no ve».

Desde ese momento, mi cerebro intentó hallar una relación entre las dos conversaciones pero lo dejó por miedo a encontrarla. Después de ese momento, comencé a intercalar todos los silencios que no había usado con el tema del pecado. Comencé a no saber por dónde salir para no revelar la verdad: el día de Reyes es una de las conspiraciones mejor tramadas de la historia; capaz de involucrar en un mismo y generoso plan a familias de toda raza y condición. Gentes que no se pondrían de acuerdo para nada que no fuera matarse entre ellos, en cambio, son capaces de hacer feliz a un niño en secreto para que piense que esos regalos, los mismos que escogió en la tienda, han sido traídos por tres magos de oriente.

Esto, para el niño, implica que los regalos han ido a Oriente para luego volver a lomos de tres camellos en una misma y frenética noche benéfica. Esto, por tanto, es la causa y el efecto de la conversación anterior por lo que, de repente, encuentro la relación maldita entre dos temas incómodos: Si existen esos tres tipos (y del ratón ni hablamos) es de suponer que todo eso del Pecado, por tanto, pueda tener su lógica.

Entonces, revierto en ella la decisión mientras analiza «los palos de las letras» y «la firma de Baltasar». Le pregunto por las opiniones externas, por sus amigos del cole y ella dice que sí, que ellos dicen que son los padres pero que ella, simplemente, no los quiere creer.

– «Pero es que la letra…»

Y ahí, de nuevo, aparece sonriente la lógica. Y yo, simplemente, le digo que sí, que lógica tiene bastante y que, por eso, lo mejor es que cuelgue y le pregunte a los implicados. A los «sospechosos». A los que terminarán por imponer la maravillosa lógica que termina con la magia de los tres magos pero que, a la vez, allana el camino en la derrota del pecado. Ahí es nada.

5 Comments

  • Simplemente genial. Te imagino en la situación y solo puedo reir!

  • Fue uno de esos grandes momentos de ayer, hoy y siempre! 🙂

  • Escribes genial Alex, enhorabuena! sigue así!

    • Gracias a ti, María! Ojalá que podamos seguir! A lo loco! 🙂

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